15-02-2015
PEDRO E. PIÑATE B.
Los subsidios a los combustibles y la electricidad son comunes en muchos países del mundo. Sin embargo la tendencia y objetivo generalizado es trabajar para su reducción pues comprometen la salud económica, ambiental y fiscal de los países. Esto confirma el Banco Mundial estimando los subsidios al consumo de energía en todo el mundo en US$ 492 mil millones en 2011, equivalente a 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto -PIB mundial, o más de un 2 por ciento de los ingresos totales de los gobiernos.
Al respecto ha creado un nuevo mecanismo "para ayudar a los países a reformar sus subsidios a la energía y poner en marcha medidas de protección social para ayudar a los pobres durante esta transición". La asistencia técnica para la reforma de los subsidios de energía la efectúa el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector de Energía (Esmap), operando ya en varias regiones. Durante su instalación en la Conferencia de Intercambio de Conocimiento realizada en Copenhague el 22 de octubre de 2014, se revisó con representantes de alto nivel de 25 países, lo que ha funcionado y lo que no, para eliminar las subvenciones energéticas nocivas. Los participantes coincidieron en lo difícil y complejo de tomar medidas y la importancia de medir bien el impacto en la economía, el "timing" o momento de la aplicación, la estructura social, y el ambiente político. También enfatizaron en cómo proteger a los pobres, y cómo "hacer la distinción entre "analgésicos" -ayudas en efectivo a corto plazo, y "vitaminas"- redes de seguridad social a largo plazo. Sobre el consenso para las reformas, se consideró esencial la credibilidad de los gobiernos.
Como tarde o temprano Venezuela no escapará a esa reforma, además del enorme monto y costo de los subsidios a la energía, debe considerar la reducción en mora de las emisiones de contaminantes y gases de efecto invernadero. En ese sentido la asistencia del Esmap puede ayudar, pero antes debe cesar el subsidio de energía de la nación a otros países.
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