JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ AZNAR | EL UNIVERSAL
domingo 29 de marzo de 2015 12:00 AM
Los resultados de la mayoría de las empresas encuestadoras indican que los principales problemas de la población venezolana son el desabastecimiento, la escasez y la inflación. Son problemas de carácter económico que afectan a toda la población, cualquiera sea su simpatía política, su color, raza o religión. Los más afectados son los sectores populares y la clase media-media o media-baja por cuanto la mayor parte de sus ingresos familiares son destinados a cubrir la canasta básica y, dentro de ella, la cesta alimentaria, lo cual no ocurre así en el sector de altos ingresos en los que la canasta básica tiene una menor proporción dentro del total de sus gastos.
En los dos últimos años 2013 y 2014 las tasa de inflación ha sido del 56,2% y 68,5% respectivamente. En el año 2014 la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas superó el 100%. El Banco Central de Venezuela desde hace varios meses ha dejado de publicar los indicadores de escasez y de desabastecimiento, como si al ocultar la información estuviera ocultando la realidad de los hechos. La grave situación no solo se refiere a alimentos básicos sino también a artículos de higiene personal, farmacéuticos, médicos, de laboratorios clínicos y repuestos para vehículos, por solo citar los más conocidos.
La gran mayoría de la población no entiende los tecnicismos de la información estadística ni la palabrería de los expertos que la interpretan y opinan sobre ella. Lo que el pueblo conoce y sufre diariamente es la tortura de tener que soportar largas filas ante los comercios expendedores de los productos y el recorrido que deben hacer por varios establecimientos para intentar completar la lista de compra de productos que necesitan para el hogar.
Estos son hechos suficientemente conocidos por el Gobierno Nacional, que pretende ocultar su responsabilidad endilgando las culpas de estas situaciones a factores externos nacionales o extranjeros, acaparadores y especuladores quienes, a su entender, son los que crean la escasez y el desabastecimiento en su propio beneficio económico y dentro de un plan desestabilizador estimulado por el imperialismo yanqui. De ser así, el Gobierno ha demostrado su ineficiencia al no poder derrotar a este enemigo, a pesar de tener en sus manos todo el poder económico e institucional
Ante el desabastecimiento, una de las respuestas del Gobierno ha sido limitar las cantidades de productos que las familias pueden adquirir y, además, restringir las compras semanales según sea la última cifra de la cédula de identidad del comprador. Es un mecanismo de racionamiento similar a los utilizados en los países europeos en la posguerra.
Si el Gobierno llegara a admitir que la escasez, el desabastecimiento y la inflación son consecuencias de su errada política económica, debería corregir las causas que las originan. Es imprescindible e improrrogable incrementar la producción interna, estimulando la actividad privada y haciendo eficientes las empresas del Estado, actualmente con una producción muy por debajo de su capacidad. Sobre las formas de hacerlo ya se ha escrito mucho. Falta ponerlas en práctica.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
En los dos últimos años 2013 y 2014 las tasa de inflación ha sido del 56,2% y 68,5% respectivamente. En el año 2014 la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas superó el 100%. El Banco Central de Venezuela desde hace varios meses ha dejado de publicar los indicadores de escasez y de desabastecimiento, como si al ocultar la información estuviera ocultando la realidad de los hechos. La grave situación no solo se refiere a alimentos básicos sino también a artículos de higiene personal, farmacéuticos, médicos, de laboratorios clínicos y repuestos para vehículos, por solo citar los más conocidos.
La gran mayoría de la población no entiende los tecnicismos de la información estadística ni la palabrería de los expertos que la interpretan y opinan sobre ella. Lo que el pueblo conoce y sufre diariamente es la tortura de tener que soportar largas filas ante los comercios expendedores de los productos y el recorrido que deben hacer por varios establecimientos para intentar completar la lista de compra de productos que necesitan para el hogar.
Estos son hechos suficientemente conocidos por el Gobierno Nacional, que pretende ocultar su responsabilidad endilgando las culpas de estas situaciones a factores externos nacionales o extranjeros, acaparadores y especuladores quienes, a su entender, son los que crean la escasez y el desabastecimiento en su propio beneficio económico y dentro de un plan desestabilizador estimulado por el imperialismo yanqui. De ser así, el Gobierno ha demostrado su ineficiencia al no poder derrotar a este enemigo, a pesar de tener en sus manos todo el poder económico e institucional
Ante el desabastecimiento, una de las respuestas del Gobierno ha sido limitar las cantidades de productos que las familias pueden adquirir y, además, restringir las compras semanales según sea la última cifra de la cédula de identidad del comprador. Es un mecanismo de racionamiento similar a los utilizados en los países europeos en la posguerra.
Si el Gobierno llegara a admitir que la escasez, el desabastecimiento y la inflación son consecuencias de su errada política económica, debería corregir las causas que las originan. Es imprescindible e improrrogable incrementar la producción interna, estimulando la actividad privada y haciendo eficientes las empresas del Estado, actualmente con una producción muy por debajo de su capacidad. Sobre las formas de hacerlo ya se ha escrito mucho. Falta ponerlas en práctica.
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
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