El alimento balanceado para animales, esencial para el ganado, está compuesto por elementos que en su mayoría son importados. Su ascenso continuo en las tramas del bachaqueo es uno de los elementos que más incide en los altos precios
Un kilo de carne en Venezuela rondaba en enero los 1.500 bolívares el kilo, muy lejos del precio regulado por el Gobierno en junio de 2015, en 250 bolívares.
Ahora, a mediados de año, esta importante fuente de proteína se ubica en casi 6.000 bolívares el kilo.
A precio regulado, el rubro ha prácticamente desaparecido, y esta semana, el superintendente de Precios Justos, William Contreras, adelantó que preparan el anuncio del nuevo monto.
Productores agropecuarios señalan que la oferta se ha reducido notablemente, no solo por el efecto coyuntural del verano, sino por los distintos elementos que han limitado la producción nacional y las importaciones.
Según cálculos de Fedenaga, en 2013 el país tenía un consumo por persona de 24 kilos al año, y en 2015 bajó a 13 kilos. De ese consumo, apenas 35% es cubierto por la producción nacional.
Para el primer cuatrimestre, estiman que el consumo bajó a unos nueve u ocho kilos por persona. “Una caída dramática”, en la que también incide el descenso del poder adquisitivo, afirma Gerardo Ávila, médico veterinario y ganadero desde hace 12 años, director de la Federación de Ganaderos y de Fegalago.
Gerardo Ávila es productor del estado Zulia desde hace 12 años. Foto: Rafael Briceño
Pero ¿qué está incidiendo en la formación de los precios de este rubro?
En la producción primaria, uno de los elementos que más impacta en este momento es el alimento concentrado para animales, que “se ha incrementado, sobre todo en el último año, vertiginosamente”, explica José Luis Bohórquez, quien tiene 30 años como productor ganadero de estado Zulia.
Este alimento, detallan ambos productores, es utilizado como complemento para el ganado, en particular durante la etapa de sequía, que en el país se ha extendido durante los últimos tres años de forma crítica.
Así, al pasto le suman el alimento concentrado, que incorpora proteínas y vitaminas, con el fin de potenciar la producción de leche y el peso del animal, que al final se traduce en mayor cantidad de carne.
“Semanalmente o cada dos semanas sube el precio, motivado a que más de la mitad de los ingredientes que usa un alimento concentrado para animales es importada”, precisa Ávila.
El kilo de alimento para animales se consigue hoy en 400 bolívares, pese a que el precio regulado es de 29 bolívares desde noviembre de 2015.
Este alimento contiene maíz amarillo, afrecho de trigo y soya, un trío que no se produce en el país en las cantidades requeridas.
Explica Ávila que ante la escasez de divisas en el país, poco se ha aprobado para la importación de estos elementos, por lo que muchas empresas optan por importar bajo dólar paralelo.
“Además, en la jerarquía de la utilización del alimento concentrado, 65%-70% va a la producción avícola”, recuerda. Esta es mucho más rápida: mientras la producción de carne se demora hasta tres años, la de pollo apenas cinco semanas. “Por eso es más barata en todas partes del mundo”, apuntó.
Tras destetar a un becerro, a los siete u ocho meses de vida, el consumo de alimentos concentrados es esencial durante al menos cuatro meses e incide en 50% del costo de ese animal, que entonces pasa a denominarse maute.
José Luis Bohórquez confía en que, con políticas adecuadas, en dos años puede recuperarse el sector- Foto: Rafael Briceño
Insumos escasos y “bachaqueados”
La disminución de importaciones ha afectado la disponibilidad de insumos, de acuerdo con estos productores. “Los pocos insumos que se ven prácticamente no los estamos subastando a nivel nacional”, dice Ávila.
Trabas en las importaciones, insumos encarecidos tras pasar por varios países antes de llegar a Venezuela, “vacunas que tenemos más de dos años que no vemos”, déficit de vitaminas, desparasitantes y hasta de alambre de púas para los potreros han llevado a la conformación de un mercado informal en el que lo poco que hay se entrega al mejor postor. Y todos esos costos suman.
Un ejemplo es el alambre de púas: precisan que al dejarse de producir la materia prima en las empresas básicas, el Estado centralizó su distribución a través de la estatal Agropatria. “Hoy el que ves por ahí pasa de 60 mil u 80 mil el rollo, cuando el año pasado costaba 2 mil”, comentan.
Denuncian que no hay vacunas para la fiebre aftosa, que suele suministrar el Estado a los pequeños productores, lo que pone en amenaza al sector.
En resumen, cuestionan la eficiencia de Agropatria como ente público que asumió la distribución de insumos; “La expropiación de Agroisleña fue el golpe al hígado más drástico que se le ha dado a este país y la causa principal de esta situación de que no hay alimentos ni insumos”, sentencia Bohórquez.
A merced del contrabando de extracción
En Zulia, zona fronteriza, el tema del combustible para tractores y maquinarias tiene su efecto en la producción, debido al fuerte contrabando de extracción de la gasolina hacia Colombia.
Un tambor de 200 litros puede costar entre 8.000 y 10.000 bolívares, e incluso 15.000, si la finca está más cerca de la zona limítrofe.
Además, en medio de las fallas eléctricas, también utilizan gasoil para plantas de generación, importantes para mantener la cadena de frío e iluminación en la vaquera para el personal de la madrugada.
Otro elemento a tomar en cuenta es el financiamiento, necesario sobre todo para resistir en el verano, cuando deben invertir más en la alimentación de los animales y se reduce notablemente la producción.
Pago de empleados, comida para ellos, mantenimiento de equipos y finca también deben tomarse en cuenta.
La estructura, sin embargo, no incluye otros factores a los que también están sometidos los productores, como secuestros y extorsiones. “Este año ha habido más de 40 secuestros en Altagracia de Orituco, de los que nadie habla. Los productores deben pagar cinco o seis millones par ser liberados”, afirman.
Al final, ¿cuánto cuesta producir?
Aunque aclara que las estructuras de costos que desarrollan en Fegalago aún están por definirse por completo, Bohórquez comenta que las estimaciones preliminares apuntan a que producir un kilo de carne en pie ronda los 1.500 bolívares el kilo. Hoy, ese precio regulado es de apenas 82 bolívares.
En el caso de la leche, a pie de corral el costo se ubica en 350 bolívares por litro, cuando la fijada recientemente en mayo por el Gobierno se sitúa en 172.
Bohórquez precisa que en el circuito cárnico –que se compone de productores primarios, mayoristas y carniceros- la relación de costos suele ser 1-2-2. Es decir, el precio a nivel de productor se duplica en el mayorista y luego vuelve a doblarse a nivel de la carnicería. Pero aquí, los cortes de primera siguen su ascenso, fundamentalmente debido a la poca oferta. “El lomito es lo mínimo del animal, apenas 5%”, especifican los productores.
De este modo, un kilo de carne que a puerta de finca cuesta 1.500 bolívares, en el mayorista, que traslada al animal en pie al matadero y luego a los carniceros, adquiere un precio de 3.000 bolívares en lo que se denomina la canal.
“Cuando matas al animal en la canal, la tripa, líquidos, sangre, cabeza, cuero y patas se desperdician, y queda un 50%. Por eso crece el precio”, explica Bohórquez.
Luego, llega a la carnicería la res en canal (cortada al medio) y, precisan, viene otro gran desperdicio, al removerles los huesos y la grasa.
Allí, dependiendo del corte, los precios varían. Las costillas y el osobuco, que representan 40% del peso del animal, se venden casi al costo.
Los corte de primera se venden casi al doble. En este caso, serían unos 6.000 bolívares. Pero el lomito tiene siempre un costo más alto. En este caso, estiman que sería casi 9.000 bolívares el kilo, por la alta demanda y la poca oferta.
Fuente: http://www.contrapunto.com/noticia/costos-de-produccion-pueden-llevar-la-carne-de-primera-a-bs-9000-el-kilo-81705/
Fuente: http://www.contrapunto.com/noticia/costos-de-produccion-pueden-llevar-la-carne-de-primera-a-bs-9000-el-kilo-81705/
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