Quien toda su vista ha mirado hacia el campo, conoce y confía en su potencial. El agro venezolano lleva en sus hombros las consecuencias añejas de las políticas de Estado. Las viejas expropiaciones, consideradas por muchos como intervenciones, fueron el inicio de una cadena de decisiones centralistas que perjudicaron a latifundios y conucos por igual.
Sin embargo, la tierra fértil y los productores siguen a disposición del país. En un escenario de caída productiva severa, la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), sostiene su compromiso con la nación y se prepara a fin de generar las condiciones necesarias para cuando se dé un “golpe de timón” que permita recuperar la Venezuela agropecuaria.
Así lo considera Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, quien con trece años de vida gremial y experiencia en rubros como maíz, sorgo y ganadería bovina de carne, sostiene que en la nación no sólo se deben sembrar semillas, sino también valores, a propósito de preparar el gremio para cuando el gobierno, “el que está y el que esté” comprendan que el camino a seguir es la producción.
El representante del gremio agroproductivo del país es la cuarta generación de una familia que aún mantiene vinculación directa con actividad rural. Recientemente fue juramentado en el cargo y aunque reconoce que el presente año puede ser de múltiples complicaciones, considera que la recuperación de Venezuela inicia en la agricultura.
-¿Cómo asume este reto, tomando en cuenta que quizás 2017 sea el peor año de la historia económica de Venezuela?
-Estamos claros que enfrentamos una de las peores crisis en la historia republicana del país. Estamos claros que desde nuestra óptica y nuestro sector, la caída es sostenida, sobre todo en producción nacional, ha potenciado el primer problema de los venezolanos: la escasez de alimentos… Pero la medicina para controlar esta enfermedad es recuperar la producción nacional. Lamentablemente hemos presentado al Gobierno Nacional, en los últimos diez años, la identificación de la problemática y propuestas para su solución. Sin embargo toman decisiones que no están llamadas a remediar los problemas. Vemos que se han hecho cambios en la distribución y no en la producción. Los Clap no solucionan este problema, además que vienen llenos de productos importados que deberíamos estar produciendo en Venezuela. Este no es el camino.
-¿Qué representa para usted ver que el mercado está colmado de productos importados?
– A mí me da mucha tristeza e indignación ver que el empaque de caraota dice que con la compra del producto se apoya al productor agropecuario mexicano. Eso lo producíamos aquí en Venezuela. Éramos plenamente abastecidos en producción de caraota. También éramos plenamente abastecidos en producción de maíz, arroz, café y carnes. Producíamos el 70% del azúcar que consumíamos. Hoy en día globalmente producimos 30% de lo que consumimos y esto es producto de la caída de la producimos nacional. En el pasado cuando había mucha divisa para importar, el problema no se veía porque lo que no se producía en Venezuela se importaba, pero ahora que cayeron los precios del petróleo y no hay tantas divisas vemos cuál es la realidad; una drástica caída de la producción que está generado especulación y desabastecimiento desmedidos.
-¿El sector agropecuario ha formulado propuestas al Gobierno y estas no se han atendido. Seguirán haciéndolo?
-Vamos a seguir en el diálogo porque consideramos que los espacios no se ceden y cualquier lugar que podamos ocupar, donde podamos conseguir soluciones a los problemas, ahí estaremos. Seguiremos insistiendo y exponiendo ante el Gobierno y ante el país el porqué de la crisis. Hay que entender que la escasez y desabastecimiento están potenciados por la caída de la producción. Hay que entender que las medidas que el Gobierno Nacional ha tomado no están orientadas a recuperar la producción. Entonces, cuando el gobierno comprenda que es su responsabilidad, por las decisiones tomadas, y el país entienda que la crisis que tenemos es producto de errores en la política agrícola, se concebirá la propuesta que hacemos como el camino y la solución.
-¿Cómo esperan propiciar el entendimiento?
-No solamente tendremos una agenda de trabajo con el Ejecutivo Nacional, también sostendremos una ventana de comunicación con el pueblo de Venezuela y un cronograma con la Asamblea Nacional, porque vamos a trabajar en la generación del marco jurídico que requiere el sector agrícola para apuntalarnos hacia la Venezuela que se necesita. Trabajaremos al lado de las universidades y fomentaremos la capacitación de los productores del campo. Sino caminamos al lado del conocimiento no vamos a poder llegar a la Venezuela que notros queremos. Vamos a trabajar en la transferencia de tecnología, que hoy es muy limitada por el acceso a las divisas. Pero no importa, hay que generar las condiciones para que en el momento que el golpe de timón se dé, estemos preparados.
-¿Cómo ven que a la fecha el gobierno siga empeñado en mantener el control de divisas, lo cual limita la adquisición particular de insumos, equipos y tecnología?
-Lo primero que hay que entender es que tener tres o cuatro tipos de cambios no tiene ningún sentido. El Estado tiene que asumir con seriedad la política monetaria, fiscal y macroeconómica y entender que con lo que se está haciendo hay una gran tela de corrupción que enriquece a algunos a costilla de los venezolanos y, por el contrario, no soluciona problemas. La propuesta es que se flexibilice el control de cambios. Si el Estado considera que no debe eliminarlo, entonces que lo ajuste para que los sectores privados puedan acceder a divisas por canales distintos a los que hoy tenemos y así podamos abastecernos de insumos, porque no hay nada peor que no conseguirlos.
-¿De contar con los elementos necesarios, cuánto podría tomarle a Venezuela recuperarse agrícolamente?
-Hay rubros que responde muy rápido. Si nosotros tuviésemos las condiciones para recuperar la producción de cereales, la situación se pudiese revertirse en dos o tres años. La problemática de las hortalizas, con abastecimiento de agroquímicos y semillas, probablemente en un año esté resuelta. El café y la caña de azúcar, cultivos de más tiempo, serán un poco más lento, al igual que la carne y la leche. Pero en un plazo de seis u ocho meses, podemos comenzar a ver resultados y al final lo que hay que entender es que mientras más tarde se inicie más tarde tendremos frutos. Hay que iniciar ya y entender que el camino es la recuperación de la producción nacional.
-¿Cómo espera cambiar paradigmas, siendo el nuevo presidente de Fedeagro?
-El cambio se debe ejercer de adentro hacia afuera. Quizás en el pasado hemos apuntalado a que venga de arriba hacia abajo, un cambio producido por los gestores de la política y posiblemente es el deber ser, pero hemos entendido que sino se nos escucha tenemos que hacer algo distinto para obtener resultados distintos.
-¿Cómo le afecta la situación actual al productor del campo?
-El trabajador del campo está pasando trabajo y viviendo buena parte en la miseria. El empleo rural venezolano cada día cae más, en la misma medida que cae la producción venezolana. Esto incrementa los índices de delincuencia a lo largo y ancho del país. Cada día son menos los niños en el campo que van a la escuela… El problema nutricional también está teniendo efectos devastadores sobre las generaciones de relevo. Se habla que las personas han caído 7.8 kilos de peso en promedio en el último año, por lo que podemos decir que el problema nutricional es terrible y debemos llamar la atención del Gobierno Nacional, que tiene que entender que se está errando en el camino. Si no se da un golpe de timón, sino se cambia el rumbo, la crisis se acentuará.
-¿Cómo incide la salarial en al trabajador agrícola?
-Estamos conscientes de que es necesario el ajuste de sueldos, pero solo, este es sal y agua, porque se lo traga la inflación en una o dos semanas. Aquí hay que recuperar la producción nacional y potenciar la economía. Que se vuelva a generar empleo en el campo venezolano, que se recupere la producción de alimentos hechos en Venezuela y se llenen los anaqueles de alimentos. Cuando recuperemos la producción rural, vamos a motorizar la economía de esos 17 estados que hoy en día dependen de la actividad agrícola y pecuaria como primera actividad económica. En ese momento, un aumento de sueldo generará efectos favorables. Ahora no hay nada que hacer porque la escasez potencia la inflación sobre los alimentos. Esa es la profundización del error.
-¿Cuáles deberían ser las políticas a tomar?
-El respeto a la propiedad privada y a las estructuras de costos… No es ajustando precios de manera absurda que vamos a controlar la inflación y pondremos a los venezolanos a comer más barato. Al contrario, cae la producción y conseguimos menos comida. Hay que devolver al sector privado el espacio que en un momento ocupó. Hoy en día la distribución de semillas, agroquímicos y fertilizantes está monopolizada totalmente por Agropatria… El Estado debe ocuparse de ser gestor y rector de la política agrícola, no de producir. Agrofanb tiene que ocuparse de cuidar y resguardar la frontera para que los productores venezolanos podamos trabajar. Zapatero a su zapato. Estado gestor y rector de políticas para generar condiciones de recuperación nacional y para que los sectores económicos puedan responder a las necesidades del país.
-¿Cuál es el mensaje que transmite a los productores del campo?
-Estamos viviendo momentos difíciles, pero de las peores crisis surgen las mayores oportunidades. Vamos a trabajar y a forjar la Venezuela agrícola que todos queremos y que se necesita. No tengamos dudas de que con el esfuerzo y la dedicación de los productores agropecuarios, con la lucha que estamos dando, vamos a gestar las condiciones para cambiar al país agrícola que queremos.
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