El sector agropecuario acusa “problemas” para el surtido de combustible y la complicación para abastecer las unidades que usan en las labores del campo. Las largas colas en las estaciones son “interminables” y restan horas a la producción.
Y los cupos determinados por PDVSA y el Ministerio de Petróleo para proveer de cuotas de carburantes a las fincas están limitados. Se acabó la alternativa de surtido y es que ni “acompañamientos a nuevos proyectos hay. No existe una política para el campo”, reclama Armando Chacín, presidente de Fegalago, al detallar las deficiencias en los planes de suministro de gasolina y gasoil a los vehículos y maquinarias.
“Se sabe que el ‘chip’ no solucionó el problema. Se sabe que no hay combustible para los ciudadanos. No hay quien tome decisiones sobre el problema de la gasolina. Nadie toma un decisión”, reprocha.
El Gobierno aseguró que con las estaciones automatizadas y recientemente las autorizadas para ser internacionales mejoraría el abastecimiento y se expenderían a precios razones para frenar el contrabando, pero ninguna de los objetivos aterriza en seguridad de surtido.
“Estamos llevando palo y así no se pude producir”. Chacín critica la cadena de eventos que limitan la actividad, desde aumentos de precios en los costos de producción a la inseguridad que rondas las vaqueras. El peligro acecha en diversos frentes.
Reconoce que momentos de emergencia en los productores tienen que comprar a “pimpineros” para lograr rápido gasolina. La compra clandestina es una realidad que las autoridades no solucionan desde el origen del “problema: contrabando”. A lo que se une la fallas en la distribución e irregularidades.
Cuestiona que en octubre llegaron al peaje de Rosario de Perijá tres gandolas. “Se hizo público y notorio la presencia de las gandolas. Iban sin guías, no traían procedencia y cómo pasan tantos puntos de control y no detectan eso. Quién despacha. Cómo salen de PDVSA sin destino”.
Mientras, en las estaciones de servicio las colas se extienden a los municipios productores. En Sur del Lago el caos es continuo. Resalta que por horas de esperas para cargar de combustibles, es un tiempo que se pierden en labores de buscar repuesto, alimentos o distribuir leche y carne.
En Santa Bárbara abastecerse de gasolina por islas cerradas en las bombas resulta un costo adicional de 50 mil bolívares por “tanqueada”. Treinta mil bolívares más que en la zona de Perijá. Advierte que la escasez o la falta de control en la distribución imponen más obstáculos a producción agraria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario