Ya son 46 días de prohibición de entrega de guías para movilización de ganado a productores de Rosario de Perijá. El Insaí, por órdenes del Ministerio de Producción Agrícola, paralizó las emisiones de permisos para frenar el contrabando de animales y carne en la frontera.
Lo que poco calculó, según advierte Ugavi, fueron las consecuencias en los ciclos de reproducción de vacas y traslados de mautes al Sur del Lago para el engorde de animales en los meses que habitualmente se movilizan para aprovechar el clima.
Omar Alí Márquez, presidente del gremio, explica que la restricción sin control, sin evaluar los casos ocasionó “más problemas” al sector que intenta mantenerse ante el ahogo de la inflación en los costos.
“Hay becerros y mautes que son traslados a Sur del Lago, porque allá hay mejores pastizales en esta época para el engorde. Nosotros somos un municipio que es más lechero, tenemos que preñar las vacas para no se pierda la cadena de producción de leche. De Barinas y Guárico llegan toros, genética que no puede traerse porque no hay guías”, acusa.
El ciclo productivo inicia con la preñez las vacas que luego darán leche al “parir”. El becerro nacido tiene un periodo junto a la madre hasta que está listo para ceba. En ese periodo, va a otros municipios o estados donde las condiciones son idóneas para su crecimiento y alimentación.
En la fase de engorde se garantiza el ganado de carne, el mismo que retorna a La Villa para su beneficio, debido a que el pueblo tiene mataderos cercanos a las zonas urbanas y rápida colocación. “Está entrando la época y no tenemos como enviar los animales. Y además las vacas no se podrán preñar”, alerta Márquez.
Más complicaciones
No es la única complicación. Resalta que sin genética distinta a la que ya tienen en finca, los toros preñarían vacas que son sus “hermanas, madres, hijas y esa consanguinidad afecta el crecimiento de animales, la reproducción”.
Advierte que la producción de leche en el municipio enfrenta “problemas graves”, sumarles más apura un futuro distinto a tener más leche, carne y queso en los hogares. Hay reportes alarmantes de caída del ordeño. En un año, 60 mil litros de leche desaparecieron. De 170 mil cayó a 110 mil litros. La razón está al inspeccionar las fincas.
Márquez señala que 40 por ciento del ganado está “sin producción. Están en periodo seco” y bajo control sanitario por la presencia de enfermedades virales. Aunado a la renuncia diaria del personal se empeora la actividad agropecuaria. “Se van de la finca los trabajadores porque no quieren cobrar por bancos. Quieren sus salarios en efectivo”.
La crisis del efectivo golpea la estabilidad laboral y junto a la restricción del traslado del rebaño hay un impacto de 20 por ciento en el ordeño. “Si tenías siete trabajados ahora hay tres en la finca y eso baja la producción”.
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