Enormes carpas están apiñadas en la zona de aislamiento de los pacientes con ébola en el hospital de Donka, principal centro de salud de Guinea Conakry, la primera gran ciudad afectada por el brote en África Occidental. Las lonas blancas, que fungen como techo y paredes, deberían ser capaces de aislar el virus mortal que pasa de un humano a otro cuando se entra en contacto con los fluidos de los infectados. Afuera se encuentra la sala de descanso de los médicos que llegan de varias partes del mundo para unirse a la cruzada: varias sillas y una mesa están instaladas debajo de un toldo sin paredes que tiene como soporte el suelo de tierra seca. Los casos, que habían disminuido en julio de 2014, repuntaron en Conakry dejando al precario hospital en una situación sanitaria que se acerca a los límites de su capacidad, según reportes de Médicos sin Fronteras.
Un nuevo químico se puede convertir en la esperanza de que el virus muera antes de infectar a más personas: bromuro de lauril dimetil bencil amonio. Ese nombre, que describe la composición de un bactericida y germicida capaz de limpiar virus en las superficies en un lapso de 30 a 60 minutos, es un invento venezolano que hasta hace poco se encontraba fácilmente en los anaqueles y se conoce como Gerdex.
La fórmula, creada por Rodney Martínez Moncada, está compuesta por más de 15 elementos y es usada como desinfectante, principalmente, en espacios hospitalarios. Se elabora en Rodeneza, una pequeña planta en Boleíta con un envasado semimanual y un etiquetado y empacado casi artesanal. La fábrica opera a 80% de su capacidad por la escasez de los materiales que componen la fórmula y la falta de insumos para distribuirla.
Mientras en Venezuela su producción es cada vez más complicada, en África examinan sus atributos. El 20 de diciembre de 2014 la audiencia de la sede de la Unesco en Kaloum (Togo) escuchó la exposición acerca de las propiedades del Gerdex hecha por Nianga Nicéphore Malo, científico guineano radicado en Canadá. Malo explicó ante la Comisión de Lucha contra el ébola de Guinea Conakry, el Ministerio de Salud de ese país y embajadores de las naciones de África Occidental, que el uso de Gerdex podría reducir los contagios entre los infectados, sus familias y el personal de salud que lo trataba. Es decir, podía incidir en romper la cadena de contaminación de la enfermedad que ha cobrado la vida de 8.700 pacientes en el continente africano.
El especialista, un farmacólogo que dirige el Instituto Canadiense para los productos Naturales y Tropicales, recomendó el uso del desinfectante venezolano en todos los entornos de riesgo de Guinea Conakry. Basó sus sugerencias en los test practicados a Gerdex en Les Laboratorios d’alicaments-Malo, en Canadá. “Los productos estarán disponibles en Guinea. Aún no existe una vacuna o medicamentos contra el ébola. Sin embargo, esta es una contribución sanitaria con los investigadores que trabajan en la búsqueda de fármacos y vacunas virales”, dijo el experto, reseñado por los medios de comunicación de ese país Plus 224, la web de la radio Kan Kan y Guinee Live. En la nota del último, sin embargo, dicen que el producto es fabricado por una empresa española –extensión de la venezolana– y los créditos no llegan hasta el lejano laboratorio de Boleíta.
La travesía. Juan Carlos Fernández, del Laboratorio Rodeneza Europa, explicó que Gerdex llegó a África por la insistencia de uno de los distribuidores en España. El desinfectante, creado en Venezuela hace 30 años, es producido también en una planta instalada en Madrid hace un año y medio. “El distribuidor dijo que quería llevarlo a África. Lo presentó para que le practicaran las pruebas en agosto de 2014. En diciembre nos avisaron que había sido aprobado. Ahora va a ser un producto por el que apuesta el Ministerio de Salud de Guinea para desinfectar áreas afectadas”, expresó. Fernández dijo que aproximadamente 6.000 empresas fabricantes de desinfectantes propusieron sus productos ante el gobierno de Guinea. Las pruebas fueron encargadas a varios laboratorios en todo el mundo, entre ellos, el canadiense.
Los estudios corroboraron que Gerdex tenía como principal propiedad la desinfección rápida de las superficies y materiales nosocomiales. Los resultados de los test practicados a cada producto fueron cruzados, lo que ayudó a la escogencia de dos. En diciembre se anunció en Guinea que próximamente sumarán el químico venezolano a la lucha contra el virus.
“Ellos usan hipoclorito de sodio o lejía varias veces al día para desinfectarse. Es demasiado tóxico”, agregó Fernández. En abril del año pasado el gobierno guineano estableció la orden de que el aseo se hiciera con agua, jabón y lejía antes de realizar cualquier actividad. Un nativo explicó al diario Guinée News que usaba de 2 a 3 botellas al día de lejía para desinfectar su cuerpo, el de su familia y todo su entorno.
Cada persona que visita o sale del hospital en Guinea Conakry debe lavarse con agua, jabón y lejía. Para ello, el gobierno de ese país instaló en el perímetro del hospital varios tanques sobre dispensadores de metal, como los usados para colocar los botellones de agua mineral. En las puertas hay afiches que le recuerdan al personal cómo usar los trajes de aislamiento, los que separan la piel de las fuentes de contagio.
“El Ministerio de Salud pidió que lo enviemos con urgencia, especialmente al hospital de Donka”, apuntó Fernández, quien indicó que la planta instalada en España tiene capacidad de suministrar 150.000 litros mensuales del bactericida. Una ONG médico-humanitaria internacional con representación en Guinea Conakry, consultada por El Nacional, confirmó que el producto es conocido en hospitales de la ciudad africana.
Virus costoso. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que llevan la batuta en el control del ébola, tienen entre su lista más de 100 productos recomendados para la desinfección del virus mortal. Todos son hechos a base de hipoclorito sódico o lejía, ácido acético, glutaraldehído, alcohol o hipoclorito de calcio. En la lista no aparece Gerdex, fabricado a base de bromo. Su introducción en Guinea lo convertirá en el primero de su clase usado para la eliminación del germen.
Según la Organización Mundial de la Salud, la lucha contra el ébola significa una catástrofe económica para los países de África Occidental. Además de eso, para la introducción de nuevos productos desinfectantes en medio del azote del ébola, al gobierno aún le toca lidiar con las barreras culturales en un país con 58% de pobreza y 35% de desnutrición infantil, donde 82% de la población no tiene acceso a servicios básicos y 26% no tiene agua potable.
La mayoría de los guineanos que residen en la zona forestal creen que el personal de salud está formado por un grupo de “blancos que van a matar a los negros”. Así lo expuso el ministro de Salud guineano Remy Lamah, luego del ataque contra una comisión de saneamiento en octubre de 2014.
En esa ocasión, 8 personas, entre ellas un médico de la Cruz Roja y un pastor evangélico, fueron asesinadas cuando intentaban ayudar a la población de Womey, un caserío de 600 habitantes, cercano a N’Zérékoré, la segunda ciudad más grande ese país azotado por los conflictos políticos. El pastor fue agredido con un hacha. Todos habían cumplido el protocolo de desinfectarse con lejía. Mostraban al pueblo cómo debían lavarse cuando sobrevino el ataque. Luego hubo protestas contra los equipos de salubridad y los comerciantes de la zona denunciaron que el desinfectante del que disponían había sido destruido.
Detractores y trabas. Gerdex llegó a abarcar 67% del mercado venezolano entre los años ochenta y noventa, informa su propietario. Sin embargo, en noviembre de 1987 la Contraloría Sanitaria del entonces Ministerio de Sanidad ordenó el cierre de la planta después de una denuncia por la presunta contaminación de pacientes que habían usado el producto. Tras una larga batalla legal, la empresa fue reabierta y el producto volvió a circular. Así consta en el expediente 2003-1017 archivado en los documentos históricos del Tribunal Supremo de Justicia.
La historia del químico –uno de los más usados en los hospitales venezolanos– ha sido polémica. En 2008, por ejemplo, Martínez demandó por difamación a un científico que criticó en un diario de circulación nacional la eficacia de Gerdex. El fabricante asegura que en el mercado hay falsificaciones. “Recuerdo que me llamó un ginecólogo molesto porque después de recomendar Gerdex para un lavado vaginal, la paciente tenía quemaduras graves. Se demostró que lo que había usado no era mi producto”, dijo. Elia Sánchez, presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, señaló que en Venezuela el amonio cuaternario –clase química a la que pertenece el Gerdex– no es indicada para desinfectar la piel. “No está recomendado para lavar cavidades ni para esterilizar en frío. Como clase farmacológica califica para desinfección en superficies”.
Martínez señaló que las falsificaciones no son la única piedra con la que ha tropezado. En diciembre pasado, más de 200.000 litros se quedaron en los almacenes de Caracas. No había tapas plásticas, tampoco cajas suficientes para distribuir el material. La escasez mostraba su virulencia.
La Asociación Venezolana de la Industria Química y Petroquímica elaboró al cierre del tercer trimestre de 2014 una encuesta de coyuntura para estudiar la situación del sector: 71% de los interrogados disminuyó su producción y sus ventas respecto al mismo periodo de 2013 por la escasez de materia prima y 50% de las empresas tenían inventario para menos de un mes.
Otra traba frena las intenciones de exportar Gerdex. El 22 de agosto de 2014 se publicó el Decreto Presidencial número 1190 que prohibió la exportación de desinfectantes, entre otros productos.
Martínez está a la espera de una reunión con el Ministerio de Salud venezolano y así obtener algún permiso especial que le permita llevar el producto a Guinea. No ve como una opción fabricar el químico a través de otra empresa: “No recuerdo todos los componentes que la integrar. La fórmula original está resguardada en varias partes del mundo, es secreta. No la voy a revelar”.
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