Desde el viernes a las 9:00 de la noche había personas en cola en las afueras del abasto Bicentenario de Montalbán, en Caracas. Esperaban poder ayer, cuando reinauguraban el establecimiento, adquirir los productos de la cesta básica que presentan fallas de abastecimiento. Pero solo entraban los clientes con terminales de cédula del 0 al 4 y las compras estaban restringidas.
No fue sino hasta después de las 11:00 de la mañana, cuando llegaron el alcalde del municipio Libertador, Jorge Rodríguez, y el vicepresidente de Seguridad y Soberanía Alimentaria, Carlos Osorio, que dejaron pasar a comprar.
“Si el pueblo de Venezuela no contara con esta poderosa red (Bicentenario) que protege a los ciudadanos y contribuye al consumo de los alimentos, no tendrían comida”, afirmó Rodríguez.
Los trabajadores del comercio, en compañía de fiscales de la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, entregaron números a las primeras personas de la cola. Los clientes se quejaban de la lentitud.
“Yo llegué a las 4:00 de la mañana. Desde temprano están dejando pasar a la gente, pero a sentarse en unas sillas. Hasta que no hagan la reinauguración no vamos a poder comprar. Es una falta de respeto porque han tardado mucho en llegar”, se quejó Irene Ortega.
Vendían un solo paquete de leche en polvo, uno de azúcar, uno de pañales talla G y uno de detergente. Los consumidores sí podían adquirir dos o más harinas de maíz, café y jabón de tocador.
Informales. El vicepresidente Osorio reiteró que las colas que se han formado en los negocios se deben a la intranquilidad y compras nerviosas. Afirmó que en enero se han vendido 591.000 toneladas de alimentos, más del doble de lo colocado en 2014.
Agregó que llevan a cabo una evaluación de la economía informal. Cree que es “financiada por grandes grupos de poder que están metiendo una cantidad enorme de dinero en Venezuela para que haya quien venga a comprar masivamente y se lleve el producto a la economía informal o a esconderlo”.
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