Hay aminoácidos como la lisina y la metionina que son muy importantes en la dieta de las vacas lecheras, ya que influyen en la cantidad de leche producida y en la composición de la misma. No obstante, no sólo debe considerarse la cantidad aportada sino la forma en que se aporta. Si no se usa de manera apropiada aunque se adicione mucho aminoácido, éste puede degradarse en el intestino y no cumplir su finalidad.
Según la Universidad de California (USA), las harinas de pescado y los subproductos de cereales, incluido el maíz, tienen concentraciones de metionina superiores a las de la torta de soja o a la de harina de sangre (prohibido su utilización en alimentación de rumiantes en Argentina) pero inferiores de lisina. Por su parte, la torta de soja tiene su contenido de metionina similar al corn gluten feed.
En cuanto a la lisina, la harina de sangre es la que proporciona la mayor cantidad disponible de este aminoácido por unidad de proteína cruda. La torta de soja y la de colza proporcionan cantidades intermedias y los subproductos del cereal, los que aportan menor cantidad.
También hay disponibles formas comerciales de estos aminoácidos que están protegidos ruminalmente, es decir, que no son degradados por el rumen y pueden ser absorbidos por el organismo en el intestino delgado. El que se usen o no estas formas comerciales es, en opinión de los investigadores de la Universidad de California, una decisión que depende del precio de la leche. En Argentina el precio promedio de la leche en 2010 fue de $1,24. Debe tenerse en cuenta que la utilización de la metionina protegida ruminalmente puede aumentar el contenido de grasa de la leche en 0,05-0,1 puntos porcentuales.
En las principales cuencas lecheras de Argentina, como en otras partes del mundo, la tendencia es a aumentar la producción individual por vaca y esta estrategia debe llevar consigo ajustes nutricionales para sostener los rendimientos productivos.
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