Ya estamos por concluir uno de los peores años en la historia contemporánea venezolana, marcado por una alta conflictividad social, política y económica. Nos separan escasos doce días de cerrar el calendario del 2016 marcado por la mayor inflación jamás registrada en el país, una profunda especulación y escasez de alimentos, única en toda la región.
Tal como lo había descrito en nuestras columnas anteriores para Mundo Agropecuario, la causa principal de esta penosa situación no es otra que el proceso de destrucción de nuestra agricultura y ganadería (ver Venezuela: la agricultura se marchita, mientras crece la pobreza y el hambre. Parte I y Venezuela: la agricultura se marchita, mientras crece la pobreza y el hambre. Parte II), lo cual, unido a la caída en el ingreso de divisas en las arcas del gobierno, motivado a la caída en la producción y en los precios del petróleo, condujo al país a una inaccesibilidad de alimentos que ha generado graves consecuencias en el desarrollo humano de nuestra población.
De nada sirvieron las orientaciones que ofrecimos al país desde distintos escenarios. Gremios de agricultores, empresarios y académicos, cada uno desde su espacio hicimos diversos llamados sobre la necesidad impostergable de cambiar de rumbo en cuanto al modelo agrícola – económico que se viene impulsando desde los gobiernos de Hugo Chávez Frías, y continuado por Nicolás Maduro. Este último lejos de mostrar alguna señal de rectificación solo afianza las recetas obsoletas e ineficientes de su antecesor, bajo nuevas denominaciones, pero con los mismos resultados nefastos sobre la producción y disponibilidad de alimentos en el país. (ver Intervencionismo, estatización y militarización hieren de muerte la agricultura venezolana).
Se perdió el año agrícola 2016
Como lo advertimos a mediados del mes de junio pasado, ya podemos decretar que el año agrícola 2016 se ha perdido. Las ilusas esperanzas que mejoraría la disponibilidad de alimentos ante el “arranque del motor agroalimentario” se desvanecieron. Los gremios agrícolas han confirmado lo que veníamos advirtiendo, quedaremos muy lejos de cubrir las “fantasiosas estimaciones” de siembra que prometía Wilmar Castro Soteldo, militar que dirige el Ministerio del poder popular para la agricultura productiva y tierras (Mppat).
Analicemos en primer término el rubro maíz. Concluida la cosecha de 720.000 hectáreas que se prometían desde el MPPAT alcanzar, solo lograremos cosechar alrededor de 440.000. Los agricultores no contaron a tiempo con los agroinsumos necesarios. La semilla de maíz, en su mayoría importada, fue entregada a cuenta gotas, y de manera tardía, y no tuvieron la disponibilidad oportuna de los agroquímicos específicos para sus cultivos.
En el caso del arroz, el escenario no fue diferente, de las 320.00 hectáreas que se planificaron solo se alcanzaron a sembrar alrededor de 120.000 hectáreas. Estamos por iniciar la zafra de caña de azúcar, el resultado se espera sea similar o de menor cosecha que el año 2015. Se estima se lograran procesar alrededor de 3.5 millones de toneladas de caña, 220 a 240 mil toneladas de azúcar. Hemos retrocedido a los niveles de producción de hace 40 años
En las hortalizas el panorama fue igualmente entristecedor. Se estima que solo se cubrirá al cierre del presente año entre un 25 a 35 % de la superficie tradicionalmente cosechada. Se estima que la producción nacional sólo cubra 20 a 30% del consumo de papa. En tomate, sólo se atendería el 25 a 30% de la demanda, mientras que para cebolla estará alrededor del 30%.
En pocos días concluirá la oportunidad de siembra dentro del ciclo norte – verano (salida de aguas) en Venezuela. A pesar que la Confederación de asociaciones de productores agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) presentó en agosto pasado un plan para sembrar 380 mil hectáreas en este ciclo, el gobierno no dio respuesta a los requerimientos de semillas y agroinsumos, por lo que en cultivos como girasol y soya, la siembra será casi nula, sólo se ha logrado sembrar ajonjolí y algo de frijol y caraota.
Es decir, salvo en el caso del maíz amarillo, donde hubo una leve recuperación, se espera que en todo el resto de los rubros de la agricultura venezolana, se confirme una caída importante con respecto a la producción registrada en el año 2015, el cual ya había sido un año fatal para los campos venezolanos.
Continúan siendo insuficientes los alimentos que llegan a los puertos
Efraín Velazco Lugo, presidente de Bolivariana de puertos (Bolipuertos) el pasado 26 de noviembre anunciaba “Un total de 2 millones 75 mil 38 toneladas de productos, entre alimentos, medicinas y artículos de limpieza y de uso personal se han descargado por puertos del país desde el 12 de julio de este año hasta la fecha”. Parece desconocer este funcionario que solo en maíz, leche en polvo, trigo, soya, azúcar y arroz según la estimación de las necesidades de importación, partiendo del consumo histórico de Venezuela, de sólo estos 6 rubros para el período agosto – diciembre, se necesitaba importar por sobre los 4.2 millones de toneladas.
Si incluimos otros rubros como café, caraotas, grasas, aceites, margarinas, leche UHT, carne bovina, carne de cerdo y pollo entre otros, la necesidad de importación estaría sobre los 8.0 millones de toneladas de alimentos, por lo tanto en nada resuelve el hambre del venezolano los anuncios gubernamentales ya al cierre del 2016.
Aun cuando la cesta petrolera venezolana cerró la semana en 44,01 dólares por barril, representando un alza de 3,54 dólares en relación con los 40,47 dólares que registró la semana anterior, el precio promedio en lo que va de año es de 34,52 dólares por barril, lo cual está muy lejos de los 100 dólares que disfruto por varios años el gobierno de Hugo Chávez Frías y que le permitió el mayor despilfarro que haya vivido nuestra nación en su historia “fabricando una sensación de bienestar artificial a la población venezolana” que nos duro muy poco.
La seguridad alimentaria fue un espejismo
En diciembre del año 2011, momento en el cual el país disfrutaba de los elevados precios del petróleo, el Ministro de Alimentación Carlos Osorio afirmaba: “Nos hemos reunido con embajadores de distintos países para analizar los parámetros alimenticios en Venezuela, lo que nos llevó a determinar que gozamos de una prioridad, por ser uno de los países que tiene mayor índice per cápita en consumo de alimentos”.
Hoy aquella exagerada y populista afirmación del ciudadano ministro se ha desvanecido, ha sido desnudada por completo y una realidad aun difícil de asimilar nos ha mostrado su peor rostro, un pueblo con hambre deambulando entre calles y basureros en búsqueda de los alimentos que le permitan el subsistir.
Algo que debemos tener presente es que esta situación no se origina como consecuencia de la caída de los precios petroleros, y mucho menos de la ficticia guerra económica que se empeña el imaginario oficialista en responsabilizar del padecimiento de nuestro pueblo. La causa se resume en una sola palabra, destrucción. (ver Venezuela: sin agricultores, y ganaderos, no hay comida)
Este proceso no nace con la disminución del precio del barril de petróleo, se inicia desde el propio 2003 momento en el cual el gobierno de Hugo Chávez Frías arrecia en la aplicación de su modelo, el cual bautizaría en algún momento del devenir de los años como el Socialismo del siglo XXI.
Tomare como ejemplo el consumo de carne del venezolano para ilustrar como el espejismo del cual se ufanaba el ministro de alimentación se viene desvaneciendo desde hace ya más de cinco años cuando aun el gobierno “disfrutaba de la borrachera” de la abundancia de dólares.
Según las cifras presentadas en la Encuesta de Seguimiento al consumo de alimentos del Instituto nacional de estadística (INE) se observa que el consumo de carne de res cayó 13% entre 2012 y 2014, pasando de 51,64 gramos per cápita en el primer semestre de 2012 a 44,62 gramos en el mismo periodo de 2014.
El consumo de carne de pollo también disminuyo en este mismo período pasando de 81,83 gramos diarios a 74,23 gramos en 2014. En el caso del pescado en 2012 el venezolano ingería 28,35 gramos, y en 2014 consumió en promedio 24 gramos diarios. Como de seguro podemos recordar, para ese período de la economía venezolana aun recibíamos elevados precios por nuestra cesta petrolera.
En el presente, luego que las consecuencias negativas de las medidas aplicadas por el gobierno Chávez – Maduro durante los últimos 18 años han ocasionado una merma en el rebaño de 14.5 millones a solo 9.5 millones de cabezas de ganado bovino, disminuyendo la producción interna de leche y carne en aproximadamente un 60 %, según los resultados encontrados por More Consulting el 9.5 % de los encuestados en el país declara no estar consumiendo al día ninguna fuente de proteína animal, es decir que para este momento, existirían un aproximado de 2.9 millones de habitantes de nuestra nación que no estarían ingiriendo carne de res, pollo, pescado o cerdo; ni leche o queso; huevos, o algún tipo de embutidos.
Esta es la cruel realidad que advertíamos desde el 2007 lamentablemente ocurriría en nuestro país, una vez que se acrecentará la destrucción de nuestro sector primario y secundario productor de alimentos, coincidiendo esta negativa situación con el derroche del gobierno de la bonanza petrolera. Ahora no poseemos ni producción interna, ni reservas de divisas para continuar importando sobre los 9.500 millones de dólares anuales en alimentos.
Mientras tanto, el vicepresidente de la república Aristóbulo Istúriz, como digno representante del gobierno de Nicolás Maduro, ante un problema de tal magnitud, solo habla en futuro “En los próximos meses vamos a tener esto resuelto…”. En su opinión “La guerra económica está a punto de extinción, su gobierno, según sus pronósticos “está punto de partirle la columna vertebral a la guerra económica”.
Cierra el año 2016, y el nuevo espejismo que pretendía dibujarnos el ciudadano vicepresidente de la republica cuando afirmaba que “hay un mejoramiento progresivo del abastecimiento”, la triste y cruel realidad de nuestros campos, agroindustria y la insuficiente mercancía en puertos, lo desmienten por completo.
El empobrecimiento y el hambre en Venezuela ya son masivos.
Según el estudio que realizó la consultora Hercon, mediante 1.300 entrevistas en hogares a mayores de 18 años inscritos en el REP, a nivel nacional urbano-rural, entre los días 15 al 30 de noviembre pasado, frente a la pregunta “¿Cuál es el principal problema que más le afecta a usted personalmente?” el 36,2% de los consultados indico que el Desabastecimiento/Escasez; el 27,9% que la Inseguridad/Delincuencia y el 15,9% que el alto costo de la vida/Inflación como los tres principales problemas de la gente.
Es decir que pese a los anuncios del gobierno de Nicolás Maduro desde principios de año para hacer frente a la crisis social y económica que viene de manera marcada desde el año 2015 afectando el consumo de alimentos de los venezolanos, y luego de haber puesto en marcha el Consejo nacional de economía productiva con sus respectivos Motores productivos (Hidrocarburos, Petroquímica, Agroalimentario, Minería, Comunicaciones e Informática, Construcción, Industrias, Turismo, Forestal, Industrial Militar, Economía Comunal y Social, Exportaciones, y Banca y Finanzas); la creación del Ministerio del poder popular para la agricultura urbana y rural, incluyendo la instalación del “Órgano superior del Plan de agricultura urbana y periurbana” (ver 100 días para la siembra urbana en Venezuela”. Un mismo modelo, un nuevo fracaso); y la Gran misión abastecimiento soberano y seguro, entre tantos otros anuncios, los venezolanos continúan siendo afectados por los mismos problemas que a principio de año registraban las encuestadoras, la mayoría de ellos, hoy inclusive, se han agravado.
Según nos muestra esta encuesta de la consultora Hercon, frente a la interrogante “En esta crisis económica protagonizada por el desabastecimiento, escasez e inflación, ¿Usted cuántas comida está haciendo durante el día?“, el 42,43% de los consultados respondieron que comen dos veces al día y 41,50 afirmo comer una sola vez.
Aun cuando puedan existir algunas diferencias en los resultados reportados por las diferentes empresas dedicadas a los estudios de opinión en Venezuela, lo cierto y lo grave es que al final del 2016, todas coinciden en sus resultados que ha crecido de manera alarmante la cifra de venezolanos que no tienen acceso a las tres comidas al día que le garanticen la ingesta de calorías y proteínas necesarias para su normal desarrollo.
Según el más reciente estudio de opinión pública nacional de la empresa Venebarometro (encuesta realizada a través de 1.200 entrevistas en hogares, con cobertura nacional urbano-rural, del 12 al 24 de Noviembre del presente año), las personas que expresan comer sólo una vez al día alcanza un valor del 19,8% de los consultados para el mes de noviembre, mientras que en febrero pasado la cantidad fue del 4,8%. Mientras que los que comen 2 veces al día pasó del 24,3% en febrero al 45,5% ahora al cierre del año. Este estudio refleja una situación crítica, si consideramos que según los resultados mostrados sólo un tercio de la población venezolana está comiendo tres veces al día.
Este mismo estudio determino que sólo el 1,8% de los consultados compra la misma cantidad de alimentos durante los últimos tres meses del presente año, en comparación al que normalmente adquiría hace un par de años atrás. Mientras tanto el 48% afirmó comprar apenas el 25% de lo que solían comprar.
hemos desaprovechado como nación una excelente oportunidad para ver iniciada la recuperación de la agricultura y ganadería nacional. Todo el sector agropecuario y agroindustrial apuesta a la rectificación de las políticas públicas con miras a iniciar el 2017. En una próxima columna presentaré mis proyecciones para este nuevo año, y las sugerencias que en mi consideración deberían ser atendidas por el gobierno nacional para detener la drástica caída en la producción interna, y mejorar el suministro y accesibilidad de los alimentos a nuestro pueblo.
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