
Las estadísticas anualizadas del ministerio de Industria y
Comercio Exterior del principal socio de Mercosur muestran que entre enero y
diciembre pasados los envíos totales facturaron $1.275 millones, contra $2.986
millones en igual período de 2015, lo que supone esa caída del 57,28% en
términos de dólares.
Ya en 2015 el retroceso había sido de 35% respecto a 2014.
Este desplome de las compras a la principal economía de
América del Sur y tercer mayor proveedor de Venezuela (después de Estados
Unidos y China), coincide con una fuerte reducción de las importaciones totales
de Venezuela, mientras el gobierno de Nicolás Maduro da prioridad al ahorro de
divisas para cumplir estrictamente con sus compromisos de deuda pública
financiera externa.
También coincide la caída con la agudización de la escasez
crónica de alimentos y productos básicos en el mercado venezolano, en un año en
el que el fenómeno del hambre apareció en las calles de Venezuela.
El problema mayor es que en estos años de aumento de la
dependencia externa paralelamente fue desmantelada buena parte de la industria
manufacturera y de la actividad agrícola y pecuaria de Venezuela, de modo que
no hay suficientes alternativas locales a las menguadas importaciones, según
advierten economistas y empresarios privados.
Las compras venezolanas a Brasil se han desplomado cada año,
desde los picos históricos de $5.150 millones en 2008 y $5.056 millones en
2012, cuando este país fue formalmente admitido en Mercosur.
En la última década los gobiernos de ambos países habían
elevado al máximo la dependencia de Venezuela a los productos brasileños,
especialmente alimentos, en medio de una estrecha alianza política entre los ex
presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores (PT), y
Hugo Chávez, con su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la casta
militar que controla la mayoría de estos negocios en el mercado venezolano.
El intercambio bilateral también incluyó en el pasado
enormes exportaciones brasileñas de servicios y bienes industriales,
especialmente a través de las grandes constructoras como Odebrecht, Queiroz
Galvao, Andrade Gutierrez y Camargo Correa, que emprendieron enormes obras hoy
inconclusas, atrasadas o abandonas en territorio venezolano y financiadas con
los extintos petrodólares venezolanos y con créditos del estatal Banco Nacional
de Desarrollo de Brasil, Bndes.
Las operaciones de las grandes constructoras están bajo
investigación de autoridades judiciales de Brasil, tras haber probado la
existencia de enormes esquemas de corrupción y pagos de sobornos a funcionarios
de Brasil y de otros países a cambio de contratos.
En 2015, la principal compra venezolana fue negociada en
aquellos años dorados. Se trata de un “barco de guerra”, por un costo de 156
millones de dólares y un peso de 2.585 toneladas que representó 12,23% del
total de lo que desembolsó Venezuela en el año, según datos oficiales del
ministerio de Industria y Comercio Exterior de Brasil.
En Venezuela no hay información disponible acerca de esta
compra que ayudó a que porcentualmente la caída de las compras totales
recurrentes fuera menor.
De ahí en adelante, lo que hay son caídas en las compras de
los principales productos adquiridos en Brasil en 2016.
“Carnes sin hueso de bovinos, congeladas” representaron $130
millones, con un retroceso de 75% respecto al año anterior; “carnes de pollo y
gallina”, $128 millones (-57%); azúcares de caña -32%, hasta tan solo $94
millones.
De los 10 principales productos importados por Venezuela
desde Brasil, ocho fueron alimentos, el resto es el barco de guerra y
“teraflato de polietileno”, en forma primaria, una resina termoplástica en la
que se gastaron $30 millones de dólares y hubo un aumento en la facturación de
7,40% respecto al año anterior.
La mayor caída es evidente en las importaciones venezolanas
de “animales y vivos y productos del reino animal” provenientes de Brasil, con un
desplome del 68,21%, hasta $408 millones, contra $1.283 millones en el año
anterior.
En los últimos años, productores brasileños y venezolanos
afincados en Brasil habían cultivado un próspero negocio vendiendo ganado en
pie para ser sacrificado en Venezuela. En este renglón de animales vivos la
caída fue de -89,12% en el año.
El vecino del sur también es principal proveedor de carnes
de pollo, cerdo y ganado.
Las compras de carnes congeladas de res cayeron 66%, desde
$891 millones en 2015, hasta $301 millones el año pasado.
El renglón “leche y derivados, huevos y miel natural” cayó
63%, desde $250 millones hasta $91 millones.
En “productos del reino vegetal”, el retroceso promedio fue
apenas un poco más leve, desde $134 millones en 2015, hasta 75 millones el año
pasado (-43,6%).
Cereales (-21%); semillas y frutos oleaginosos (-48%), café,
té y especias (-69%) muestran las mayores caídas.
Las grasas y aceites animales y vegetales cayeron 51%, desde
$36 hasta 17 millones de dólares; mientras que las compras venezolanas de
productos de la industria alimentaria y de bebidas bajaron -45% desde $366
millones hasta $198 millones de dólares en el año.
Respecto a las exportaciones venezolanas hacia Brasil,
sumaron tan solo $415 millones en el año, un retroceso de 39% respecto a los
$680 millones embarcados el año comparado.
Fuente: http://elestimulo.com/elinteres/compras-de-alimentos-de-venezuela-a-brasil-se-desplomaron-en-2016/
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