La granja porcina El Matapalo, ubicada en la vía Aquí Me Quedo, de la Villa del Rosario, no se había recuperado de un robo de sus animales, ejecutado hace dos meses, cuando el hampa volvió a ultrajar sus puertas la noche del pasado sábado. Los ladrones lograron llevarse 33 cerdos de engorde y tres madres reproductoras. En el corral, dejaron muertos 15 animales más pequeños.
"Llegaron presumiblemente en un camión volteo, sacrificaron los cochinos en el corral y los embarcaron en el camión. Amarraron al personal, los metieron en un cuarto y se fueron para los corrales”, explica Germán Parra, propietario de las tierras. Calcula que las pérdidas superan los dos millones 500 mil bolívares. Consignó una denuncia ante el comando de la Guardia Nacional perteneciente a la parroquia y se iniciaron las investigaciones pertinentes.
Esta es la séptima vez que los maleantes visitan las instalaciones de Parra. “Ya perdí la cuenta, cuando no son cerdos, son equipos, o bombas sumergibles, equipos de corte, de soldar. Todo lo que se pueda carretear, se lo llevan”. Añade que recientemente irrumpieron en su granja, agredieron al personal, les robaron el dinero de sus quincenas, además de insumos veterinarios y equipos. La situación lo lleva a tomar la decisión de vender los 100 cerdos que aún permanecen en sus corrales y paralizar sus operaciones.
“Esta es otra explotación agropecuaria que cierra sus puertas, en este caso por problemas de inseguridad y por la situación económica que está atravesando el país”, indica el productor. El último robo, en el que lo desprendieron de 48 de sus cerdos, rompió su cadena de producción y lo obligó a iniciar de nuevo con todo el proceso. “Uno está ahí por guapo, por querer diversificar la producción, porque no solo es vivir de la leche, de la carne. Probamos con cerdo, pero lamentablemente también nos han dado palo”.
Un grupo de 20 productores acompañó a Parra en el comando de la Guardia, pues temen la repetición del evento. Piden soluciones, pues este tipo de incidentes ocurre de manera recurrente. “Todas las vías de penetración están azotadas por el hampa. Amanecen reses muertas, fincas desvalijadas”, dice con resignación.
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